¿Cómo surgen las buenas ideas?
- Publicado en Visiones sobre el mundo
Durante los últimos cinco años, el famoso escritor Steven Johnson ha estado investigando sobre una cuestión: ¿De dónde vienen las buenas ideas? Esta pregunta nos la hemos hecho todos en algún momento de nuestra vida, y en la que todos estamos intrínsecamente interesados en conocer su respuestas.
Todos queremos ser más creativos, queremos tener mejores ideas, queremos que nuestras organizaciones sean más innovadoras. Steven Johnson analizó este problema desde una perspectiva ambiental: ¿Cuáles son los espacios que históricamente llevaron a índices excepcionales de creatividad e innovación?
Lo que encontró el autor en todos estos sistemas, es que hay patrones recurrentes que se pueden ver una y otra vez que son cruciales para crear ambientes, que son excepcionalmente innovadores.
A uno de los patrones, Johnson les llamó 'lenta corazonada'. Las nuevas ideas casi nunca vinenen en un momento de gran entendimiento, de un golpe de inspiración repentino. Las ideas más importantes toman un largo tiempo en evolucionar, pasan tiempo latentes en el fondo de nosotros. No es hasta que la idea tiene 2 ó 3 años, a veces hasta 10 ó 20 años, para estar seguros de que se hace evidente ante ti, y en cierta forma útil.
Y parcialmente esto se debe a que las buenas ideas vienen de la colisión entre pequeñas corazonadas, formando algo mayor que ellas mismas. En la historia de la innovación, se ven muchos casos en los que alguien tenía la mitad de una idea.
Hay una gran historia, la del inventor de la web, Tim Berners-Lee. Este es un proyecto en el que Berners trabajó durante diez años, pero cuando comenzó no tenía una visión completa de este nuevo medio que estaba por inventar. Él comenzó a trabajar en un proyecto paralelo sobre cómo organizar sus propios datos, que lo desechó después de un par de años y comenzó a trabajar en otra cosa. Y sólo después de diez años, tuvo la visión completa para que la web comenzara a existir.
A menudo, es así cómo las ideas nacen, necesitan tiempo de incubación y pasan mucho tiempo en esta corazonada parcial.
La otra cosa que es importante para Johnson, es que cuando las ideas toman forma en una corazonada, necesitan colisionar con otra corazonada. Con frecuencia, el hecho que transforma una corazonada en una nueva realidad es otra corazonada que está acechando en la mente de otra persona. Y tienes que descubrir la forma de crear sistemas que permita a estas corazonadas unirse y transformarse en algo más grande que la suma de las partes.
Es por eso, por ejemplo, que los cafés, en el Siglo de las Luces, o los salones literarios de la modernidad fueron semejantes máquinas de creatividad. Porque creaban el espacio donde las ideas se podían mezclar, intercambiar y crear nuevas formas.
Cuando miras el problema de la innovación desde esta perspectiva, echa luz sobre el debate de la influencia de Internet en nuestros cerebros. ¿Estamos siendo abrumados por un estilo de vida de multi-tarea y de continua conexión? ¿Llevará esto a un pensamiento menos sofisticado a medida que nos alejamos de una lectura más profunda, lenta y contemplativa? Para Johnson es importante recordar que un gran motor de la innovación científica y tecnológica ha sido el aumento histórico en conectividad, nuestra habilidad para llegar e intercambiar nuestras ideas a otras personas, y tomar prestado las corazonadas de otras personas y combinarlas con nuestras propias corazonadas y transformala en algo nuevo.
El autor cree que esto ha sido la causa de la creatividad e innovación durante los últimos 600 ó 700 años. Pero luego pasa algo que constituye un milagro y una maravilla en los últimos 15 años, es que tenemos tantas formas nuevas de conectarnos, tantas formas donde hallar las piezas que faltan para completar las ideas. Esta es la lección del origen de las buenas ideas. La suerte favorece a la mente conectada.