Soberanía Alimentaria, justicia alimentaria global contra las armas de la industria alimentaria dominante
VSF Justicia Alimentaria Global es una ONG que opera a escala internacional y que busca un modelo alimentario justo, equitativo y sano, un nuevo modelo basado en la Soberanía Alimentaria.
Entrevistamos a Jordi Menéndez, Coordinador, Departamento de Cooperación Norte de VSF Justicia Alimentaria Global.
¿VSF, de Veterinarios Sin Fronteras?
Sí, digamos que el nombre engaña. Veterinarios sin Fronteras, en su momento, en los noventa, que eran los años en lo sin fronteras estaban de moda, tenía su lógica, era la eliminación de las fronteras para construir un mundo único y nuevo, tenía su sentido, pero ahora mismo, llamarnos Veterinarios solamente, no tenía ningún sentido, porque estamos trabajando la alimentación desde una perspectiva global, con lo cual genera confusión cuando la gente nos busca y nos pregunta por el nombre, por eso mantenemos las iniciales VSF, de nuestros orígenes, pero añadimos el lema Justicia Alimentaria Global que es lo que queremos construir
Porque nuesto objetivo es construir un modelo alimentario basado en la justicia, porque la problemática es la misma independientemente donde te encuentres, el pequeño productor tiene la misma problemática en España que en Congo, que en Guatemala, que es el modelo de gobernanza alimentaria, que te limita much. Hay un poder de empresas alimentarias que tienen unos intereses económicos que no van acompañados de la gente, sus objetivos son maximizar beneficios en contra o sin contar con las personas.
Trabajamos con dos grandes líneas, por un lado, lo que sería la denuncia del modelo alimentario actual y las consecuencias de este modelo alimentario, y proponiendo las alternativas en las que se basa la Soberanía Alimentaria. Somos una asociación, una ONG con más de veintinco años de historia.¿Cuéntanos los orígenes de VSF?
Nacemos en el 85, 86, en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona. Fue un grupo de estudiantes y profesorado inquieto por el contexto, por la situación, desde un punto de vista global, entonces proponen la creación de una ONG que ayudara a países en vías de desarrollo para apoyar la parte productiva de las famlias campesinas, con el objetivo de, si se incrementa la parte productiva, tendrán más alimento para poder comer o comercializar, lo que les lleva a aumentar sus ingresos y recursos, y salir de la pobreza. Ese fue el origen.
A partir de esta facultad, se expande rápidamente en las diferentes facultades de veterinaria que había en el estado español, sobre todo en Galicia, Andalucía, Aragón, Castilla y León, y Canarias, que eran las facultades de veterinaria por aquel entonces.
Con el tiempo, hemos ido evolucionando, de trabajar sólo con la parte pecuaria, hemos pasado a trabajar con la parte agropecuaria, porque las familias no sólamente tienen animales, también tienen agricultura, con lo cual, no tiene sentido trabajar sólo con ganado.
También pasamos de trabajar con familias, a hacerlo con comunidades enteras de forma integral; y el siguiente paso que damos, es que pensamos que no tenía sentido trabajar sólo la parte productiva, porque el problema no es de producción alimentaria, nos dimos cuenta que la problemática del hambre no es un falta de producción de alimentos, sino una mala distribución y unas políticas que dificultan esa mala distribución de los aliementos, y comenzamos a trabajar el concepto político de la Soberanía Alimentaria desde hace más de 15 años, y fue la lógica de nuestra evolución.
Este proceso ha venido acompañado por un cambio de nombre, para que refleje más nuestra labor, Veterinarios Sin Fronteras tenía sentido hace 10 años, pero con el cambio de nombre queremos expresar lo que son nuestros objetivos actuales, la justicia alimentaria global, trabajar la alimentación que es nuestro foco de trabajo desde una visión global y de justicia.
Aunque lo has adelantado ya, especifica un poco los objetivos de la organización.
Los objetivos, básicamente, son esos, fomentar la construcción de la soberanía alimentaria a nivel mundial. Nosotros tenemos presencia en algunos países, somos una ONG pequeñita/mediana porque ahora, con la crisis, todos hemos bajado en volumen; estamos trabajando sobre todo en América Latina, que es donde más llevamos colaborando, en el Caribe y Centro América, y luego en el Cono Sur, básicamente en Bolivia, y estamos presentes en África, en dos zonas muy concretas de Congo y Uganda.
Fomentar y apoyar la construcción de la soberanía alimentaria y, para eso, es el apoyo de las organizaciones campesinas. La vía campesina como elemento social más representativo, creador y fundador de esta soberanía, y apoyarles para que sean los actores relevantes en esos espacios de interlocución política, tanto nacionales como regionales, para proponer legislaciones y transformaciones posibles.
A nivel muy pragmático, trabajamos con esa parte de fortalecimiento, y también de denuncia, de quién está detrás de las empresas alimentarias, que son las que controlan la gobernanza alimentaria mundial, y proponiendo alternativas que realmente creemos que son factibles y viables para girar, o crear otro modelo alimentario, que son los pilares en los que se basa la Soberanía Alimentaria.
Vuestra labor con los agricultores no es tanto un asesoramiento sobre qué deben cultivar, sino la ayuda en la distribución, y que esa distribución sea justa ¿no?
Lo que trabajamos en Latinoamérica es apoyar a las asociaciones campesinas, a los sindicatos agrarios en lo que nos piden, básicamente la parte productiva la tienen solventada, porque saben mucho más que nosotros en temas de agroecología, sobre todo, lo que sí estamos apoyando es el fortalecimiento de ese actor, ese sindicato agrario, para que sea representante de propuestas políticas en los diferentes parlamentos, desde el fortalecimiento púramente organizativo a espectos legislativos. Propuestas legislativas como la reforma agraria, o aspectos de investigación, por ejemplo, cómo se podrá mejorar la tenecia de la tierra en Honduras; entonces desarrollamos diferentes trabajos, eso no excluye que también asesoramos en algún otro país donde la realidad productiva está menos desarrollada o que tienen más dificultades en temas de agrocología. En Uganda también hacemos ese proceso de acompañamiento, un proceso de transformación púramente productivo a otro más constructivo de políticas públicas que favorezcan esa alternativa de saborenía alimentaria.
Hablas de Justicia alimentaria, ¿es que el modelo actual es injusto?
Totalmente injusto, el modelo está pensado para maximizar los beneficios de ciertas empresas, de hecho, si miramos el modelo alimentario y controlamos a diez empresas, casi controlaríamos el 50% de la alimentación, de la distribución.
Estás hablando de multinacionales.
Sí, los holdings de la grandes marcas. Si miras el mapa de las marcas, puedes ver que 10 empresas te controlan casi la alimentación que estás consumiento cada día. Y no somos conscientes, porque pensamos que vamos a un supermercado y vemos, por ejemplo, un lineal con 28 marcas de patatas fritas, que es el caso más claro; al final, son dos empresas las que están gestionando todo eso.
Y te vas a detergentes e investigas las marcas, son las mismas que tienen las patatas fritas, el detergente, el suavizante, el azúcar... Estamos hablando que la alimentación está controlada por muy pocas manos, y está generando desigualdades, pobleza y hambre. Y esto está ocurriendo en cualquier país de Latinoamérica, África o Asia; y aquí también, lo que pasa es que esa mala alimentación, o esa pobreza alimentaria, está llegando a España ahora. Lo estamos empezando a vivir a raíz de la crisis.
Y como consecuencia, tienes la típica imagen de persona hambrienta africana que ves por la tele, pero aquí, en España, lo que tienes es... obesidad. Las personas obesas tienen un problema de mala alimentación, y no porque quieran, sino que, por un lado, hay una tendencia a que eso sea así y, segundo, la economía permite comprar lo que puedas comprar, y son alimentos baratos en la tiendas de distribuición.
¿Crees que la producción ecológica puede ser una salida contra eso?
Cualquier nicho de mercado que se crea, automaticamente es absorbido por las grandes compañías. Las grandes cadenas de distribución ya tienen su lineal de productos ecológicos a unos precios pensados para un público muy concreto, que es clase media-alta que se pueda alimentar muy bien. Pero la producción agroecológica, en ese sentido, sí que es una alternativa; pero la alternativa no es sólo la producción, hay que darle más vueltas a la distribución, donde hay menos alternativas actualmente. Alternativas de "¿dónde voy yo a comprar productos ecológicos?", pues yo lo voy a comprar en tiendas especializadas o supermercados.
No somos conscientes que el verdadero problema es el de distribución, de hecho, en el último estudio del Ministerio de Agricultura sobre la agricultura ecológica, acaba diciendo que la agricultura ecologica es muy cara porque hay muchos intermediarios y muchos intereses económicos, que si apostásemos por un modelo de distribución de canal corto, que es la apuesta que hacemos nosotros, el precio se podría reducir un 60% dependiendo de cada producto.
Consumir productos cercanos.
Cercanos al productor y con menos intermediarios. Es decir, comprar directamente a una persona productora o, como mucho, un intermediario, ya que es dificil que yo pueda ir a buscar las patatas a un productor, a otro, la carne, a otro, las lechugas... Favorecer circuitos cortos de comercialización y distribución, y eso, como alternativa podría, por un lado, bajar el precio que estamos comprando actualmente la agricultura ecológica, desde el punto de vista del consumo, pero también desde el punto de vista del agricultor/a permitiría unos precios dignos, porque el precio de la leche que te paga la distribuidora número 1, que luego lo vende, es tan bajo que no es sostenible, entonces la agricultura española está desaparaciendo. El porcentaje que representa el sector primario en el PIB no llega al 3% y es porque no hay una alternativa económica viable, la aternativa podrían ser los circuitos cortos de distribución
Habéis desarrollado varias campañas relacionadas con la alimentación, una de ellas denominada 25Gramos, por el Control de la Venta y Publicidad del Azúcar, ¿qué objetivo se quiere conseguir?
Primero, denunciar el uso del azúcar por parte de la industria para maximizar ventas. Se puede analizar mil motivos nutricionales, no soy nutricionista, luego no puedo entrar mucho en eso, pero sí que se sabe que el azúcar no es necesario en ciertos alimentos y que genera adicción.
El azúcar añadido no aporta nada a ciertos productos, lo cierto es que no aporta nada a casi ningún producto, lo que sí dice la Organización Mundial de la Salud es que, lo recomendable, es tomar hasta 25 gramos de azúcar al día, y en el estado español estamos tomando unos 113 gramos al día, con lo cual, hay un desfase bastante importante. ¿Por qué?, pues por la cantidad de azúcar añadido desconocido, el llamado azúcar invisible.
Tú eres consciente, cuando tomas un café, un vaso de leche, le echas el azucarillo..., una cucharada, dos cucharadas..., eres consciente del azúcar que tomas, pero cuando vas a comprar una sopa de sobre no eres capaz de pensar que ahí hay azúcar, o en el pan... en cualquier producto que tú vayas mirando echan azúcar.
De hecho, desde que hemos comenzado con la campaña, un ejercicio que hago cuando voy al super es mirar etiquetas. (Riendo) Yo soy un poco friqui... la gente te mira, pero tú estás mirando las etiquetas. El otro día miraba el pan de molde, tenía 5 gramos de azúcar por 100 gramos, y eso que es salado... no somos conscientes.
La Campaña 25Gramos pretende básicamente, por un lado, denunciar esta situación, el azúcar invisible; denunciar que detrás hay unos intereses económicos muy claros y fomentados por unas empresas muy concretas, y proponer las aternativas legislativas qu permitan ese control. Desde el control del etiquetaje, que quede mucho más claro, porque ahora mismo, cuando tú vas a mirar el etiquetaje, es complejo, no es fácil, a parte de que la letra es muy pequeña, luego es difícil entender cuánto azúcar estamos tomando.
También desde el punto de la publicadad infantil, porque estamos hablando que los anuncios para niños y niñas te están tendiendo a que compres ciertos productos, pero no por la calidad nutritiva, sino por la emocionalidad que pueda suponer. Está muy bien que hagas amigos con un producto, pero vamos a ver si es bueno o malo.
Ese tipo de publicidad que se basa en la parte emocional en horario infantil, cuando los niños y niñas no tienen filtro para ver los anuncios, pues lo que te limita es eso, que los niños y niñas acaban comprando. Nosotros proponemos que haya un legistalación más estricta para la publicidad infantil, proponemos medidas legislativas que graven las bebidas hidrocarbonatadas, que son las que más azúcar tienen.
Una lata de una bebida refrescante tiene alrededor de 35 gramos de azúcar, entonces no somos conscientes. Para que te hagas una idea, las cucharillas de café tienen 3 gramos de azúcar. Si tú te pones un vasito de agua y comienzas a echar cucharillas de azucar hasta los 35 gramos, no te lo tomarías.
Cualquier bebida refrescante, me da igual la marca, tiene una media de entre 25 a 38 gramos de azúcar. Lo que estamos proponiendo es lo que existe en Francia, una tasa impositiva para ese tipo de bebidas, que la graven como producto malo, como el tabaco..., el tabaco es malo, con un lema así, y gravarse con un impuesto especial.
¿En Francia bajó el consumo con el impuesto?
Bajó algo, no es que haya bajado mucho, un 3%, creo que el impuesto está a 1 Euro por cada hectolitro que se venda. Al final, por una botellita te cuesta un céntimo de más.
Si eso no va acompañado con información al consumidor tampoco creo que resulte muy efectivo.
Claro, como mínimo, el hecho de ese impuesto te obliga a etiquetar ese producto como Producto no sano; el éxito no es la cantidad de dinero que se puede mover, que es mucho dinero, porque pensad la cantidad de latas de refrescos que se venden en todo el mundo, sino porque el producto ya está considerado mal sano, o no sano, lo cual es un éxito. Ya te limita un poco, y te permite hacer campañas de sensibilización, campañas de denuncia..., información. Las bebedas isotónicas que se venden como bebidas para deportistas tienen unos 28 gramos en cada lata. Serán muy sanas para unas cosas pero muy malas para otras.
Y luego estamos denunciando el impacto que tiene globalmente la producción de azúcar, desde esa visión global en la que trabajamos. El 90% de azúcar que se utiliza en la industria alimentaria en España es importado, sobre todo del Caribe, de Sudamérica, pues ahí se está produciendo en unas condiciones de esclavitud y de contaminación total. Es un monocultivo que necesita mucha agua, muchos químicos para su fabricación, lo que lleva una serie de contaminaciones y esclavitud laboral, también denunciamos esa situación. Y para eso también proponemos que exista una regulación que limite esa tipo de producción del azúcar.
En España, por ejemplo, la producción de remolacha azucarera tiende a desaparecer por las políticas agrarias comunitarias, que básicamente no interesa, lo que se ha hecho es quitar las cuotas del azúcar y de la remolacha y no otorgarle subvenciones; lo que se está apostando es eliminar la producción de remolacha en España porque es más cara que importarla de cualquier otro país del mundo; a parte que no hay control, aquí hay controles, pero en otros países no hay controles, sólo producción. ¿En qué medida influye, algo tan aparentemente simple como el azúcar, en la economía española?
Influye mucho porque la mayoría de los productos alimentarios tienen azúcar, e incluso no alimentario. El tabaco tiene azúcar, es algo surrealista... ¿cómo el tabaco tiene azúcar?... no lo entiendo.
Sí que influye porque podría ser un batalla emblemática contra el modelo agroalimentario actual, ya que es como una batalla contra la empresa que está utlizando ese azúcar de reclamo para crear adicción y para vender más productos. Si tú consigues "ganar esa batalla" contra la industria, y la consigues ganar aunque sea de forma simbólica, tienes un enfrentamiento diferente, estás cuestionando el modelo alimentario, no es que el azúcar en sí genere más o menos millones, sino es una batalla simbólica contra un poder, un modelo alimentario, y que nos permitiría entender y cuestionarnos qué estamos comiendo, por qué lo estamos haciendo y qué alternativas existirían.
La batalla es más contra el modelo alimentario actual.
¿La empresas que crean un producto y echan azúcar no buscan tanto el sabor dulce de ese producto como la adicción que crea?
Uno de los argumentos es que "es un conservante natural, al ser un conservante natural y no adictivo, con lo cual es mucho mejor, más sano..." Esa es la versión oficial y la que más se utiliza.
La otra versión es que es un producto barato, que crea adicción que puede sustitur a algunas calorías y grasas; quitan las grasas porque se supone que son malas, y para sustituirlo, tienes que poner alguna cosa, en este caso un hidrato de carbono que es barato.
Otra campaña que habéis desarrollado se denomina Mentira Podrida, de qué se trata.
Va en la misma lógica de denuncia. Intenta denunciar el mal uso de algunos términos en la publicidad.
Somos capaces de ver un anuncio de una pizza, que ponga que es casera y se vendan millones de pizzas de esa marca. Los términos casero, natural, artesanal... ¿Qué es natural?... ¿Un producto que está modificado tiene algo de natural?... ¿Es un producto natural cuando tiene aditivos, conservantes y miles de cosas?... No, no es natural.
Es la apropiación, por parte de la industria alimentaria, de ciertos conceptos que a los ciudadanos y ciudadanas, a los consumidores, nos parecen muy cercanos, y eso permite a estas marcas un gancho de consumo.
Lo que queremos denunciar con la campaña es que esto no puede ser así; que natural es un tipo de producto: el que no está transformado, o el que lo está, pero de manera natural, sin componentes artificiales añadidos. Que para el término casero no sirve cualquier cosa, que casero es un queso que hace una persona de manera artesanal, por ejemplo.
Artesanal es otra palabra muy significativa que denunciamos. Hubo un caso, el de las patatas fritas Lay’s Artesanas, concretamente se denunció el uso del concepto y tuvieron que renunciar a él porque no lo son, porque una producción de millones de patatas fritas nunca puede ser artesanal. Aún así, han puesto en sus paquetes Artesancis en lugar de Artesanas...
Eso pasó con el concepto Bío, por ejemplo.
Con el concepto Bío ha pasado lo mismo. Hay muchas batallas abiertas. Lo que estamos pidiendo es que se regulen esas palabras, para que no se pueda hacer ese mal uso intencionado de ellas para vender más.
Planteáis que ese mensaje sea más claro.
Que haya una regulación para la utilización de estas palabras, para que su uso se corresponda con la verdad. El término casero, por ejemplo, podría utilizarse por una persona que produjera un número determinado de quesos al año. Más allá de eso, el concepto casero no se podría utilizar para fines comerciales, mintiendo, no a nivel legal, porque aún no está legislado, pero sí estás mintiendo a un nivel más social, a un nivel más racional.
La publicidad, en este sentido, ¿está a favor de la mala alimentación?
Está a favor de un modelo alimentario muy concreto. Para nosotros, mala alimentación es un modelo basado en la alimentación industrial. Si entendemos que la alimentación industrial es mala por lo que representa a nivel nutritivo, social, económico y ambiental, pues estamos de acuerdo en que sí, es mala.
Por otro lado, la publicidad fomenta ese tipo de productos. No existe publicidad a favor de los alimentos agroecológicos, de cercanía, porque no hay capacidad económica; una persona productora no podría llegar a hacer eso. Se utilizan otros canales de comunicación, otra empatía, otra forma de distribución. Entonces, no solamente habría que regular la mala alimentación, sino fomentar también (intentamos siempre hacer no solo lo que es denuncia, sino también lo que es propuesta) el acceso a los mercados locales; que el pequeño agricultor o agricultora pueda vender sus productos. Eso es básico.
¿No crees que este modelo económico no existiría si no fuera por los apoyos de los gobiernos a los lobbies?
Claro, es la pregunta ¿Quién gobierna? ¿Las grandes empresas o los gobiernos? Ese es el gran debate, que es complejo.
Sí que está claro que los lobbies alimentarios tienen mucho poder en España, en Europa, en EEUU, y los gobiernos lo consienten. Pero dígase no solamente a nivel alimentario, sino también de políticas energéticas, de sistemas bancarios... Con lo cual, hay una tendencia cada vez más a la privatización de la democracia, entendiendo que quien gobierna no son los gobernantes que nosotros votamos sino, al final, las grandes empresas. Hasta ahora, de una forma bastante encubierta, pero cada vez es más descarada, cada vez hay menos problemas en reconocer que los lobbies de las empresas están influyendo. Hasta ahora estaba un poco más oculto o éramos más inocentes, también puede ser.
Ahora hay más movimientos sociales que denuncian esto; más gente como vosotros.
Nuestra inocencia ha pasado a la indignación, seguramente; entonces esa transformación es la que ...
Ese ha sido el gran cambio, ¿no?
Si, la velocidad de la información y la variedad hacen que hoy sepamos que existen lobbies en la Comunidad Europea, en el Parlamento Europeo, con sus horarios, con sus citas, para hablar con los legisladores... Gracias a internet, porque si hubiéramos esperado a que nos lo cuente cualquiera de los medios tradicionales...
Internet a contribuido a sacar esa información.
Hay un boom también, que necesita esa información. Eso es básico. Los medios de comunicación están en manos de las grandes empresas porque viven de la publicidad. No nos engañemos, no hay un medio de comunicación tradicional que critique a El Corte Inglés. La Campaña Ropa Limpia de Setem y otras organizaciones contra El Corte Inglés, concretamente, nunca ha conseguido una denuncia pública, porque El Corte Inglés te quita los anuncios. Y si te quita los anuncios, apaga y vámonos. A un medio escrito o televisivo, da igual. Cuesta mucho hacer denuncia en los grandes medios de comunicación privados.
Se cargan a directores de periódicos por influencia de los lobbies.
Sí, claro, son los que mandan.
¿Qué puede hacer la gente de la calle para cambiar el modelo? ¿No comprar los productos que lleven azúcar, por ejemplo?
Lo que nosotros decimos al consumidor es que una cosa son las apuestas individuales, que están muy bien, pero que no van a solucionar el problema. Puedes comenzar a consumir productos locales, productos de cercanía, directamente a un productor o productora, apostar por un cambio de modelo alimentario.
Limitar tus compras en las grandes cadenas de distribución sería uno de los grandes pilares, intentar evitar productos procesados, volver a la alimentación tradicional, en la que yo compraba los productos, yo los transformaba, yo cocinaba. Es verdad que nos han facilitado la alimentación, pero pensando en un negocio, en "desculturizarnos", si es que la palabra existe, de nuestra alimentación. Hay que volver a culturizarnos, volver a nuestra cultura gastronómica de dedicarle tiempo a cocinar, dedicarle tiempo a comprar, dedicarle tiempo a saber lo que queremos consumir.
Eso es a nivel individual y está muy bien, pero nosotros pensamos que, si no hay una apuesta colectiva, a nivel legislativo y político, difícilmente se podrá lograr.
A través de varios grupos parlamentarios, habéis presentado una propuesta no de ley, sobre la contratación pública de alimentos con criterios sociales y medioambientales. ¿Qué criterios sigue el Estado para la compra de alimentos?
Eso es un mundo, porque la descentralización implica que haya unos diez mil compradores actualmente de compra pública.
Compra pública de alimentación es el dinero que destinan las administraciones públicas a comprar alimentos para su día a día, desde un catering, que sería el ejemplo más sencillito, hasta compras que se hacen en los comedores escolares, en los hospitales, en el ejército... Compra pública es el proceso de compra y contratación por parte de la administración pública de productos y servicios.
Esa es una alternativa política que se puede hacer, que es muy sencillita si hay voluntad política. Apostemos a que la licitación de la compra de los comedores escolares sean de productores locales, de cercanía, de tal forma que fomentemos un desarrollo económico basado en el sector primario, otra vez en nuestro entorno; un desarrollo local que facilite un medio de vida económico para las personas productoras, que actualmente dependen de poderlo vender, incluso hay cosechas que no se recogen porque es más rentable no recogerlas que recogerlas, es una aberración. Fomentas una economía local y lo que estás fomentando, también, es otro modelo alimentario.
Desde un punto de vista más integral, puedes incorporar la cultura alimentaria dentro del currículum escolar, dentro del comedor escolar o dentro de las actividades extraescolares que se hacen. Es una apuesta de alternativa que se puede hacer y es sencillita. Simplemente consiste en que, en el pliego de condiciones, pongas que un porcentaje de los alimentos no vengan de más de 100km. de distancia, por ejemplo, o que un porcentaje sean ecológicos.
Somos conscientes de que el 100% de la alimentación no puede ser local. Si quieres tomar café, porque te gusta el café, está muy bien. No estamos diciendo que no se tome café, estamos diciendo que el café venga producido con unas condiciones justas, dignas; con un precio que tenga en cuenta los impactos sociales y ambientales de esa producción.
Si queremos comer plátanos, no hace falta comerlos de Costa Rica o de Guatemala, sino que compremos los plátanos de Canarias, es más cercano, estamos favoreciendo la economía local y estamos teniendo menos impactos sociales y económicos. De igual forma hablamos de las lentejas o de los tomates...
No tiene sentido que ahora mismo que los espárragos vengan de China, cuando Navarra ha sido una región tradicionalmente productora de espárragos. Pero han tenido que dejar de producir ese tipo de producto porque hay otro competidor, que se llama China, que es mucho más barato, y se importa.
No tiene ningún sentido que en los comedores de las escuelas se fomente la campaña de "5 piezas de frutas y verduras"... No tiene sentido que, en ese caso, se compraran manzanas de Chile o naranjas de China, cuando las naranjas de Valencia (...) No se piensa en qué tipo de alimentación se quiere. Con una compra pública, con unos criterios sociales, éticos y locales, generas una economía local importante, revalorizas ese mundo rural que, actualmente, se está abandonando y estás reduciendo los impactos ambientales de los alimentos kilométricos.
Es una alternativa que se puede conseguir de forma sencilla si hay voluntad política. Muy complicada, porque las empresas de catering son otro sector muy importante, que mueve mucho dinero, con lo cual no se va a permitir.
Reportaje de GeneracionNatura.org en colaboración con Hacia Otro Consumo