Comenzar los lunes relajado: cómo aprender a meditar
Los lunes son muy estresantes y es mejor tomárselos con humor. Para ello, no hay mejor comienzo de semana que hacerlo de forma relajada. Para ello, os vendría bien unos pequeños consejos para aprender a meditar y poder tomaros la vida de forma más tranquila y con menos agobio.
“Medite al atardecer, mirando las estrellas y acariciando a su perro, es un remedio infalible” Emerson (1803-1882) Poeta y pensador estadounidense.
“La meditación es el ojo del alma.” Jacques Benigne Bossuet (1627-1704) Clérigo católico francés y escritor.
Cuando este tema sale a conversación siempre pregunto a la gente cuántas veces van al médico. Todos me responden que cuando es necesario, es decir, cuando tienen una sintomatología que les hace acudir a un especialista o a otro para tratarse. Asiento con la cabeza, puesto que es lo correcto, pero acto seguido pregunto cuántas veces han acudido a un psicólogo. Y la mayoría de la gente me mira con cierta sorpresa y rechazo diciéndome que se encuentran perfectamente y que no necesitan o nunca han necesitado ir al psicólogo. Para acudir a un psicólogo, a diferencia de ir al médico, tenemos que identificar que tenemos un problema psico-emocional causado por diferentes razones y problemas que tenemos en nuestro día a día. ¿Pero cuál es el fondo de todo problema diario?
Por mi experiencia en la vida, corta pero intensa, he podido deducir que muy poca gente es consciente de lo importante que es escuchar, escuchar a otras personas, escuchar lo que ocurre a tu alrededor y escuchar lo que ocurre dentro de ti. La meditación es la herramienta para escuchar, para poder llegar al fondo de nuestras preocupaciones, de nuestros problemas y encontrar respuestas que nos ayudan a hacer pequeños cambios que traerán importantes efectos. Varios estudios en distintas universidades han concluido que la meditación, entre otros efectos, aumenta la capacidad intelectual, ayuda a mejorar la memoria, mejora la inteligencia emocional, aumenta las defensas, reduce el estrés y disminuye la presión sanguínea. Estos son efectos físicos de la meditación, pero los efectos más importantes son los que ocurren dentro de ti. De esto no hay más pruebas que las que uno experimenta, no todos tenemos las mismos beneficios “espirituales” porque los mismos dependen intrínsecamente del individuo y sus circunstancias.
Como norma general, la gente cree que el origen de la meditación es oriental, y sin ser incorrecto, es algo que no es del todo cierto puesto que la meditación ha sido usada por más de 5000 años para fines intelectuales y sanitarios en diferentes culturas del planeta. Entonces, ¿por qué en occidente se ha olvidado o aparcado esta práctica? Hay diversas razones. Una y la principal, es que con la entrada del cristianismo, la ciencia y la espiritualidad se separaron y adquirieron diferentes caminos. En las culturas precristianas, los científicos y los líderes espirituales solían ser las mismas personas creando un balance entre ciencia y espiritualidad. Hoy en día, la física cuántica está haciendo regresar a la ciencia hacia una unión con la espiritualidad, coincidiendo en algunos aspectos con conclusiones ya manifestadas en otras culturas, como las orientales. El segundo motivo principal por el que hemos abandonado la meditación es el ritmo de vida que el sistema exige a la sociedad. La mayoría de la gente no tiene tiempo para sentarse a meditar sobre si mismo ya que su mente está completamente colapsada por los problemas y exigencias de un sistema cada vez menos humano. Uno de los objetivos del propio sistema es que el individuo no medite, para que así tenga menos margen de independencia en sus decisiones y así, acatemos una especie de guión que debemos seguir para que el sistema funcione.
La meditación además es gratis. Para meditar no hay que ir a ningún sitio a que nos enseñen. Todos de algún modo meditamos por pocos segundos y de manera inconsciente. Lo que marca la diferencia es cuando lo hacemos de manera consciente y le dedicamos el tiempo que se merece. Para meditar simplemente debemos de sentarnos en un lugar dónde nos encontremos cómodos, dónde haya silencio y dónde no puedan interrumpirnos teléfonos móviles y personas. Música relajante, velas o inciensos son recomendables para hacer el entorno agradable y que nuestro cerebro perciba ese efecto. Una vez estamos sentados debemos simplemente concentrarnos en nuestra respiración, tomando aire por la nariz y expulsándolo por la boca lenta y profundamente. La mente comenzará a estar en blanco y periódicamente vendrán ideas y pensamientos a intentar desconcentrarnos de nuestra respiración. Es totalmente normal y cuando ocurra y nos percatemos de ello, sólo debemos de volver a concentrarnos en nuestra respiración. De diez a veinte minutos diarios sería suficiente aunque se recomienda que la meditación se realice al amanecer y al atardecer.
Con estos consejos caseros, os animamos a que lo probéis y estamos seguros que después de la primera sesión os encontraréis mucho mejor y volveréis a repetir. En el siguiente vídeo veréis como incluso en un minuto es posible meditar.
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Autor artículo: Fernando Palazuelos
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Fotografía: seekingindigo.com