Las plantas envían señales químicas a los pájaros como auxilio cuando son atacadas por insectos
Las aves que se alimentan de insectos se sienten atraídas por los árboles infectados por orugas de mariposa (lepidópteras) y el mecanismo responsable de este comportamiento, es lo que afirman investigadores de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC) y del Centro de Ecología Terrestre (NIOO) de los Paises Bajos.
Una investigación de la Estación Experimental de Zonas Áridas ha demostrado, por primera vez, que un ave, el carbonero común (Parus major), huele cuando un árbol está infestado por orugas. Estos pájaros son capaces de identificar qué plantas están infectadas por insectos debido a unas señales olfativas que les lanzan.
“Las plantas desarrollan una respuesta de defensa ante el ataque de las orugas que incluye la liberación de compuestos volátiles que las aves depredadoras usan para encontrar a sus presas”, declara a la Agencia SINC Luisa Amo de Paz, autora principal del estudio e investigadora de la EEZA-CSIC.
“Este fenómeno se había estudiado en artrópodos depredadores, pero apenas en aves insectívoras, a pesar de que son uno de los depredadores más importantes de insectos”, afirma la científica.
Para conocer este mecanismo, los científicos hicieron diversos experimentos con carboneros comunes, Parus major. Dejaron elegir a las aves entre un árbol infectado por orugas lepidópteras y otro no infectado. Asimismo, en los experimentos quitaron cualquier resto químico de las orugas para poder concluir que las aves están atraídas por las señales químicas que emite el árbol, y no por ninguna señal que dejen los gusanos.
“Nuestros resultados mostraron que los carboneros comunes son capaces de discriminar entre árboles infectados por orugas y árboles no infectados, ya que observamos que las aves visitaron por primera vez el árbol infectado y además realizaron un mayor número de visitas al árbol que tenía orugas que al árbol no infectado”, apunta la investigadora.
Las aves se sintieron atraídas por los árboles infectados por los insectos, muchos de ellos beneficiosos para el hombre lo que demuestra que las aves reciben una señal del árbol infectado para reconocerlo.
Los árboles infectados y no infectados difirieron tanto en la emisión de compuestos volátiles, como en la coloración de las hojas. Tanto la vista como el olfato podrían estar implicados en la discriminación de las aves.
“Sin embargo, realizamos un segundo experimento para conocer qué tipo de señal usaban las aves. En este experimento ofrecimos a los carboneros ambas señales aisladas y observamos que la atracción por los árboles infectados se mantuvo cuando las aves pudieron únicamente oler los árboles, pero no cuando solo podían verlos”, señala Amo de Paz.
Las aves pueden oler qué árbol está infectado gracias a las diferencias en los compuestos químicos emitidos por las plantas, lo que supone un beneficio para la planta, ya que las aves insectívoras son grandes depredadores y les ayuda a librarse de los insectos.
Para las aves, usar las señales químicas de las plantas infectadas también es beneficioso, ya que les proporcionan información acerca de la presencia de su alimento.
“Esta evidencia de la habilidad de las aves insectívoras para utilizar las señales químicas de las plantas es muy importante, teniendo en cuenta que las tasas de depredación de estos animales son mucho más altas que las de artrópodos depredadores. Además, pone de manifiesto la necesidad de considerar a las aves insectívoras en el control biológico de plagas”, concluye Amo de Paz.
Fuente: Agencia SINC
Fotografía: learner.org