Los bosques argentinos retroceden a un ritmo alarmante por la tala indiscriminada
El Gobierno Nacional Argentino tenía en su poder estos datos desde junio de 2012 pero, según la organización de ecología política Los Verdes, el informe se mantenía archivado porque revela una situación delicada: en primer lugar, el incumplimiento de la ley. Pero también la amenaza que avanza sobre la biodiversidad, y algo más grave: el impacto social de la falta de control. Según denuncian organizaciones ambientales del interior, la deforestación sin freno guarda una estrecha relación con los asesinatos de campesinos y aborígenes ocurridos en los últimos años en diferentes provincias, según revela el Diario Clarín.
El estudio, titulado Monitoreo de la Superficie de Bosque Nativo de la República Argentina y llevado a cabo por la Dirección de Bosques de la SAyDS, “evidencia un aumento de la deforestación a pesar de la prohibición de desmontar estipulada en el artículo 8 de la ley”.
Funcionarios del Gobierno analizaron las tres regiones forestales que concentran el 85% de los bosques nativos del país –el parque chaqueño, la selva misionera y la selva tucumano-boliviana– y llegaron a la conclusión de que con la ley vigente, durante el período 2006 -2011, la deforestación fue superior en un 50% al período 1998-2002, cuando la ley todavía no existía.
El Diario Clarín se comunicó con la Dirección de Bosques y solicitó una entrevista con las autoridades. Pero no hubo respuesta.
“Los datos muestran que los desmontes avanzaron sobre áreas que habían quedado protegidas. Pero además, desde la reglamentación de la norma, el Gobierno Nacional nunca terminó de sustanciar el fondo para la conservación de los bosques. Este año, además, el presupuesto nacional asigna 10 veces menos de lo que debería, lo que demuestra el nulo interés del Gobierno y de las provincias en proteger un ecosistema clave”, señala Juan Carlos Villalonga, presidente de Los Verdes.
La Ley Nacional de Bosques establece zonas de alta concentración de biodiversidad en las que se impide la tala. A pesar de ello, se continúan deforestando superficies en Argentina, incluso con especies forestales en peligro de extinción, para luego sembrar soja sobre todo.
Según Villalonga, “El avance de la frontera agropecuaria a costa del bosque, también impacta sobre la regulación climática, el mantenimiento de las fuentes y caudales de agua y la conservación de los suelos. Por otro lado, la deforestación contribuye a la generación de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático”.
Miguel Brassiolo, presidente del organismo, abre otro frente. “Hay una relación directa entre conflicto por la tierra y deforestación. Es clarísimo cómo fueron creciendo en los últimos años las disputas territoriales. Hay dos modelos en pugna: el modelo agropecuario industrial está arrasando con el modelo campesino que ve a la tierra como lugar de vida, y esa conflictividad llegó a cuatro muertes en los últimos tres años”.
Villalonga completa: “La expansión de los sistemas silvopastoriles sobre los bosques en provincias como Salta, Formosa, Chaco o Santiago del Estero viene provocando el desalojo de comunidades originarias y de pequeños campesinos”. Se refiere a las noticias de tragedia que se publican a menudo. “Estas comunidades que se resisten a perder su lugar están siendo asesinadas o presionadas por el poder económico y político”, concluye.
Fuente: Diario Clarín.