El glutamato monosódico crea voracidad incontrolada
El glutamato monosódico, también llamado E-621, es un producto natural que normalmente se ingiere en pequeñas cantidades en las proteínas de la dieta o como aditivo, aparece en hamburguesas, salchichas, salsas...y su idoneidad está en duda.
Su uso está generalizado como potenciador del sabor en alimentos envasados como las patatas fritas, las salchichas y todo tipo de aperitivos es cada vez más frecuente. Se calcula que de 200.000 toneladas de glutamato que se produjeron en el mundo en 1970 se pasó a 1.500.000 toneladas en 2005 y va en aumento.
Pero, un equipo de científicos españoles dirigido por el profesor Jesús Fernández-Tresguerres descubrió hace unos años que este aditivo modifica el patrón de conducta del apetito y la saciedad, produciendo un aumento de la voracidad de hasta un 40%.
Las primeras sospechas sobre estos efectos secundarios de su consumo, se descubrió con las investigaciones de laboratorio sobre dietas y diabetes con roedores, que tras inyectarles glutamato se hicieron mórbidamente obesas. Todo es gracias a que el GMS triplica la cantidad de insulina que el páncreas crea.
Pero parece que esta obesidad creada por la voracidad que causa el glutamato tiene solución, y es que Tresguerres ha demostrado que un medicamento llamado memantina, indicado para el Alzheimer, puede inhibir la acción del glutamato. En experimentos con 14 pacientes obesos en Alemania observó que la administración del fármaco en gotas o pastillas hacía que los sujetos perdieran el 10 por ciento de su peso en dos meses sin modificar la dieta.
Además, los pacientes manifestaban una desaparición de la sensación de “hambre ansiosa”.
Los resultados todavía están por madurar, pero se podría estar ante un nuevo frente para combatir la voracidad incontrolada.