Los antibióticos perjudican el ecosistema acuático
Una gran cantidad y variedad de antibióticos van a parar al medio acuático por el vertido de la gente, alcanzando, incluso, aguas subterráneas y potables.
Los antibióticos son empleados para tratar infecciones en humanos, pero también se utilizan en el sector medioambiental para aumentar el peso del ganado, en acuicultura o para prevenir daños por bacterias en cultivos vegetales.
La principal preocupación que genera el uso de los antibióticos se centra en la aparición de resistencias bacterianas para la salud humana, pero se desconoce que al contacto con el medio ambiente puede tener efectos perjudiciales en los ecosistemas acuáticos. Individualmente no tienen ese poder destructivo, pero sí lo tienen por sus combinaciones.
Las combinaciones de antibióticos originan un efecto sinérgico que provoca que se manifiesten efectos tóxicos en concentraciones menores a las necesarias para provocar toxicidad cuando se presentan aisladamente. En ambientes naturales, los organismos están expuestos a mezclas de diferentes antibióticos de distinto origen.
Para determinar los efectos de estos compuestos combinados, los investigadores escogieron y estudiaron cinco antibióticos pertenecientes a distintas familias, los cuales ya habían sido detectados en el medio acuático en anteriores estudios: amoxicilina (derivado de la penicilina), eritromicina (macrólido), una tetraciclina y las quinolonas norfloxacino y levofloxacino.
Los estudios concluyeron que la eritromicina, incluso individualmente, sin combinación, es un compuesto altamente tóxico tanto para cianobacterias como para algas, hasta el punto de que podría ser clasificado como "muy tóxico para la vida acuática" en el marco del reglamento de la UE sobre clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas.
En general, la toxicidad de todos los antibióticos fue mayor para las cianobacterias. “Esto era esperable, ya que los antibióticos están diseñados precisamente para actuar sobre bacterias”, comenta Francisca Fernández Piñas, del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid y firmante del trabajo.
“Sin embargo, tanto eritromicina como tetraciclina resultaron ser altamente tóxicos para las algas, lo que demuestra que los antibióticos pueden afectar también a organismos no diana y por ello sería interesante estudiar su efecto en otros eucariotas”, agrega la investigadora.
Los científicos también calcularon cocientes de riesgo, que son la relación entre la concentración medida en el medio ambiente y la concentración a la que no representan riesgo. De este modo encontraron relaciones superiores a la unidad, lo que indica concentraciones perjudiciales para los organismos del medio, para las mezclas de eritromicina y tetraciclina y para las concentraciones correspondientes a efluentes de tratamiento de aguas residuales.
Fuente: Agencia SINC