Los animales sufren depresión y ansiedad igual que los humanos
Muchas de las enfermedades mentales y físicas que aquejan a los animales son las mismas que afectan a los seres humanos y responden, en muchos casos, a las mismas causas, según dos investigadoras en Estados Unidos.
Barbara Natterson-Horowitz, profesora de cardiología en la Universidad de California, Los Angeles, y la escritora Kahtryn Bowers son las autoras de un nuevo libro que detalla las afecciones comunes a animales y seres humanos y las formas en que expertos en ambos campos pueden beneficiarse de un trabajo conjunto. La obra se titula "Zoobicuidad, lo que los animales pueden enseñarnos sobre la salud y la ciencia de sanar" (Zoobiquity: What Animals Can Teach Us About Health and the Science of Healing).
Las investigadoras creen que veterinarios y médicos deben cooperar en forma estrecha e incluso crearon un término para este nuevo campo de investigación: "zoobicuidad".
Las autoras del libro señalan que muchas enfermedades, en concreto las patológicas mentales como la ansiedad y depresión, afectan a los animales y que pueden servir para aprender sobre dichas enfermedades en los humanos, ya que las causas y consecuencias son similares a ambos.
"Descubrí que los gansos, gorilas y focas pueden sufrir de depresión cuando pierden a un ser querido y algunos perros tienen una gran tendencia a la ansiedad".
Por ejemplo, muchas veces pueden arrancarse las plumas y picotearse a sí mismas si se las deja en completa soledad. "Tal vez un paciente humano que se inflige a sí mismo quemaduras con cigarrillos podría mejorar si su terapeuta consultara a un experto en el tratamiento de loros que se arrancan las plumas", señaló la científica en su columna.
"Y un dato que podría ser importante para el tratamiento de adicciones es que algunas especies de animales, desde aves a elefantes, consumen plantas con sustancias alucinógenas que parecen ofrecerles experencias sensoriales intensas".
¿Podrían los médicos beneficiarse de intercambiar información con los veterinarios?
"En el pasado existió esa cooperación. Hace uno o dos siglos, en algunas comunidades rurales, tanto animales como seres humanos eran tratados por el mismo terapeuta. Y tanto médicos como veterinarios citan a un doctor del siglo XIX, William Osker, como uno de los fundadores de sus campos. Pero en el siglo XIX la medicina humana y animal comenzaron a separarse, cuando debido a la urbanización menos personas mantenían contacto con animales", afirma Natterson-Horowitz.
Las autoras señalan que especialmente en el ciertos primates, como los chimpancés, con los que los seres humanos comparten el 98,6% de su genoma, las similitudes deberían haber recibido más atención por parte de los expertos.
En un estudio publicado en 2011, Lucy Birkett y colegas de la Universidad de Kent, en Inglaterra, constataron en chimpancés en zoológicos una serie de comportamientos anormales asociados a la falta de estímulos y al confinamiento en cautiverio. Observaron, por ejemplo, a animales "comer su propia materia fecal, golpear su cabeza contra un objeto, arrancarse el pelo, morderse y cometer otras formas de automutilación".
Las autoras señalan que es hora de reestablecer la cooperación entre los expertos de ambos campos.
"El típico adolescente de clase media es un poco como un caballo que sufre estando solo en su establo, con mucho tiempo extra y pocos desafíos. Los cuidadores en los zoológicos hacen que los animales exploren en busca de alimentos para evitar el aburrimiento. ¿Podríamos intentar que los adolescentes a veces cultiven y preparen su propia comida, una actividad que podría darles calma y un sentido de propósito?", señala Natterson-Horowits en el libro.
También añade que los seres humanos compartimos además con los animales la compulsión a acicalarnos, un hábito que "evolucionó durante millones de años y nos une socialmente".
Según las autoras, nuestra conexión esencial con los animales va desde el cuerpo al comportamiento, desde lo psicológico a lo social. Y esto es un llamado a que tanto médicos como pacientes se unan a los veterinarios en una nueva forma de pensar, que ve más allá de las camas de hospital hacia los establos, campos, océanos y cielos donde habitan los animales.
Fuente: BBC
Fotografía: generacionnatura.org