Microcosmos
Microcosmos (Claude Nuridsany y Marie Perennou, 1996)
“Una pradera a primera hora de la mañana, en cualquier parte de la Tierra: Oculto en esta pradera hay un mundo inmenso, tan enorme como un planeta. La maleza se transforma en una selva impenetrable, las piedras en montañas e incluso la más pequeña charca es como un gran océano. El tiempo transcurre de una manera diferente. Una hora es como un día. Un día como una estación: Una estación es toda una vida. Pero, para acercarnos a este mundo tenemos que aprender a estar en silencio y escuchar su murmullo”.
Con estas palabras se inicia este film documental. Son las únicas que escucharemos en toda la película. A continuación la cámara se adentra en un mundo plagado de especies, no percibidas fácilmente con nuestros sentidos, donde podemos observar cómo, determinadas por sus instintos, nacen, se nutren, se reproducen y se relacionan entre ellas y con el medio ambiente que les rodea. El espectáculo visual, con una gama cromática muy sugerente adquiere en ocasiones, para ojos no educados en estas imágenes, un carácter mágico.
Galardonado con el Gran Premio Técnico en el Festival de Cannes entre otros premios, esta película posee una estructura, a base de pequeños fragmentos casi independientes, que favorece su uso en las aulas como transporte de expectativas ante la idea de un universo microcósmico a conocer.
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