La Sabana
La sabana se desarrolla en las regiones intertropicales cuyo clima se caracteriza por la presencia de una estación seca que coincide con el invierno y otra húmeda, correspondiente al verano; las precipitaciones varían entre 100 y 400 mm anuales, en función de las cuales se pueden desarrollar desde formaciones herbáceas bajas parecidas a las estepas, hasta otras de gramíneas perennes altas con algunos árboles diseminados o incluso formando grupos que proporcionan una considerable sombra. Se extienden especialmente por el centro y este de África, pero también existen en Sudamérica y Australia.
Su biodiversidad es elevada, de gran valor cualitativo, debido al gran número de endemismos, especialmente de matorrales y árboles, y cuantitativo en lo referente al número de individuos de especies de mamíferos, que forman grandes manadas de herbívoros (cebras, ñus, búfalos, antílopes, gacelas, elefantes), a las que acechan los grandes carnívoros (leones, leopardos, guepardos, hienas). La avifauna es tremendamente rica, al igual que la fauna de reptiles e insectos.
La biomasa es también elevada, y el desplazamiento de las manadas está relacionado con variaciones en la producción primaria en función del desplamiento de las lluvias. Los suelos son duros y pobres, debido al régimen de lluvias, con mucho lavado en la estación lluviosa.
Se asientan poblaciones de ganaderos y agricultores nómadas, que se caracterizan por agotar los recursos del suelo de un lugar y desplazarse a otro, loque supone una amenaza para el sistema si la población crece.
La erosión, la contaminación del suelo y la caza furtiva suponen amenazas serias. El turismo natural y cinegético está contribuyendo a la conservación de los espacios protegidos (sobre todo parques nacionales) creados a tal efecto.
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