El bosque tropical
Sucede a la sabana en las zonas intertropicales cuando no hay dos estaciones tan marcadas y las lluvias aumentan. Hay tres variantes según el régimen de lluvias, el de las zonas que presentan una estación seca, llamado bosque tropical seco, formado por árboles de hoja caduca que la pierden en esa estación desfavorable.
El segundo tipo es el bosque tropical semiperenne, típico de Asia monzónica, donde también hay una corta estación seca pero la húmeda es muy lluviosa, por lo que las estrategias de las plantas son variadas y sólo algunas pierden las hojas. Los bosques tropicales húmedos, también llamados bosques pluviales o selvas, forman una banda casi continua entre los 10º de latitud N y S, y se caracterizan por las elevadas precipitaciones (más de 1500 mm anuales) distribuidas de forma casi uniforme.
Aunque los bosques pluviales son las regiones de la biosfera que reciben la máxima cantidad de insolación, en un flujo prácticamente constante a lo largo del año, es curioso que su factor limitante sea precisamente la luz, ya que la gran superficie de las hojas que permite a las plantas un máximo aprovechamiento de ese flujo, impide también que la luz pueda llegar a los estratos inferiores; así la vegetación predominante está formada por árboles que compiten en altura, sobre cuyos troncos y ramas se elevan las lianas (plantas trepadoras) y epifitas en busca de la luz. Abundan las especies de mamíferos arborícolas, aves, reptiles, anfibios e insectos.
Son los ecosistemas terrestres que albergan la mayor cantidad de biomasa y la mayor biodiversidad. La acción de los organismos descomponedores y la absorción de nutrientes por parte de las plantas es tan rápida que los desechos biológicos no tienen tiempo de acumularse, de modo que los suelos son muy delgados y frágiles.
Los grupos humanos que habitaron primariamente estas selvas eran cazadores recolectores, algunas de cuyas culturas aún perviven, como los pigmeos en las selvas africanas o los 64 pueblos indígenas de la cuenca amazónica, que están viendo amenazado su espacio vital especialmente por la intervención humana de origen externo.
La sobreexplotación por tala indiscriminada para obtener madera, pastos y terrenos agrícolas hace que se pierdan 10.000 hectáreas de selva primaria cada año, lo que conduce a la desaparición del suelo y con él enormes pérdidas de biodiversidad. La caza furtiva para obtener pieles o para el mercado de las mascotas, la construcción de grandes presas para consumo humano o agrícola y la contaminación de suelos y aguas son nuevas amenazas que se ciernen sobre estos paraísos naturales.
Fotografía: Veronidae www.commons.wikimedia.org
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